Sí, lo confieso: soy un fan de Woody Allen o por lo menos de sus películas. Hace unos cuarenta años que empecé a verlas. La última "día de lluvia en Nueva York". Pero ha sido su libro "a propósito de nada" el que me ha hecho disfrutar de lo lindo a lo largo de sus 439 páginas que, literalmente he devorado en tres días.
Lo que más me ha impresionado es la historia con Mía Farrow a cuenta de su boda con la hija adoptiva Soon-Yi y la posterior denuncia de abuso hacia su hija pequeña Nancy. No me voy a extender en la historia, pero haré una reflexión: la capacidad humana de mentir y manipular hasta límites casi imposibles de medir. Cuando leía la historia, yo me decía: Woody, te creo. De hecho, en los 90 y años posteriores, cuando me iba enterando de estos temas, siempre creí a Woody Allen. Y ahora, después de leer su autobiografía, más aún. No me quiero extender más sobre el asunto y os emplazo a que leáis el libro.
Tuve un arranque de escribirle una carta. Lo malo es que no se su dirección. Mi cuñada Kontxa me decía: pon Woody Allen, Manhattan, Nueva York y seguro que le llega. Desistí de la idea pensando en la cantidad de zumbados que harán lo mismo. Así que decidí expresar mis ideas en este, ya no tan humilde blog (me entran una media de veinte personas diarias, contando las muchas veces que entro yo y estoy entusiasmado).
Final: repasando mis archivos, descubro que tengo unos veinte DVDs. con sus películas, que estoy volviendo a ver. De toda su obra, habré visto unas treinta.
En otoño de 2017, estuve en Oviedo y no pude evitar hacerme una foto con él.
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