Hoy día 28 de julio, lunes, voy a hacer algunas reflexiones a raiz del último cuadro que he pintado, que no es otro que "rincón con elefante blanco". Podéis verlo en este blog, por supuesto. Y es que, desde que junto a un amigo fotógrafo expuse en Zizur el año 2009, de la A a la Z se llamaba la exposición, decidí no volver a hacerlo nunca más. La poca pintura que va saliendo del taller, literalmente la regalo, esto es, coste 0, con lo que no existe fraude a la hacienda del Gobiernillo de Navarra. Esto es muy importante en los tiempos actuales donde se intenta que todo el mundo pague impuestos, sobre todo los más ricos, ya que los pobres, pagamos todos los impuestos habidos y por haber desde el momento en que nacemos.
Dicho lo que antecede, servirá de prólogo a lo que sigue; vayamos a ello. Y es que en la actualidad y debido entre otras razones a la crisis, en Pamplona no vende cuadros ni dios. Por consiguiente, que diría míster "X", propongo un sistema infalible para que cualquiera pueda vender su obra. Hacedme caso y veréis que el método no falla. En primer lugar pintad el cuadro. No importa que lo hagáis bien, regular o mal. Si el cuadro es malo, que es lo normal, mejor que mejor. Enseñad el cuadro y esperad a que alguien diga: me gusta. A continuación, al comprador le invitáis a comer, cuanto mejor sea el restaurante, por supuesto, muchísimo mejor. Procedéis a regalarle el cuadro y para completar la faena, le dais entre 300 y 400 euros. Con este sistema os aseguro, que los cuadros literalmente os los arrancarán de las manos.
Ahora viene la parte filosófica del asunto. Y no es otra que quien no ha pagado por un cuadro, evidentemente lo desprecia, lo considera algo sin valor, en la escala dos puntos o tres por debajo de la basura (en la basura hay auténticas joyas) y acaba tirándolo. Y aquí es donde viene la máxima gloria del pintor. Ya no necesita el propio pintor tirar su cuadro a la basura. Un cuadro por malo que sea, es como un hijo y salvo depravados, nadie tira un hijo a la basura. Por lo tanto nos ahorra el trabajo de tirarlo nosotros mismos.
Si alguien paga por algo, aunque sea una mierda, la guarda como oro en paño. Yo te regalo un mokordo y aparte de enfadarte, no lo quieres para nada. Lo tiras rápidamente por el wáter. Pero si por el mismo mokordo pagas y pagas mucho, lo guardas y lo enseñas a las visitas cuando vienen a tu palacio. Solo quien tenga muchísimo dinero y un palacio, puede pagar la mierda, como por ejemplo la que enlató Piero Manzoni en 1961. Según parece una de esas latas se subastó por unos 120.000 euros en 2007.
Termino. Tuvimos una exposición en el trabajo, compañeros que más o menos hacíamos nuestros pinitos. Bueno pues el crítico de arte de un medio de comunicación, dijo que para él, de todas las obras presentadas, esta era la mejor.