Acabo de pasar por el casco viejo de Iruña y la actividad presanferminera es frenética. Se podría decir que todos, todos los gremios, están trabajando. Claro, viernes, día uno de julio y las nueve y media de la mañana. Ni siquiera es la hora del almuerzo. El mundo se acaba justo a las doce en punto del día seis. Hay que terminar todo antes de esa fecha. He visto incluso algún bar totalmente destrozado y en obras de cara a terminar justo para ese día y a esa hora. La verdad es que, no se cómo lo lograrán.
Pero casi nadie se plantea que a partir de las doce del día seis, hay otros muchos para los que comienza su endiablada carrera laboral. Incluso hay gente, para los que esta es su única actividad remunerada, justo durante el período festivo. Al que esto escribe también le tocó currar en estas fiestas. Y no os podéis imaginar lo pautado, regulado y controlado que está todo, pese a la apariencia de desmadre y anarquía: tarjeta para ésto, pase para esto otro, que si ahora no puedes pasar porque la autorización es a partir de las diez, etc. etc. Las calderas están a tope para que todo funcione bien. Hay un mundo subterráneo con muchos actores y donde cada protagonista, cree ser el rey de la fiesta por una semana. Y una vez terminadas, hasta el año que viene.
La foto es del programa de fiestas de 1980. ¿Dónde estabas entonces? ¿Te acuerdas de algo? Muchos, por supuesto, ni habían nacido. Felices fiestas! Zorionak!
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