"Me tomó cuatro años pintar como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño" Pablo Ruiz Picasso. Le he dado muchas vueltas a esta reflexión de Picasso, si de verdad es suya, ya que en mi caso y salvando las distancias, nunca aprendí a pintar como Rafael, me refiero al Rafael auténtico, no a mi persona, claro. Y dibujar como un niño, supongo que lo haría de niño, pero por lo que se ve, el arte de los niños no vale. Sólo tiene valor si alguien después de muchos años logra pintar como ellos. Pero ese alguien, ni siquiera vale ahora. Tiene que ser el primero a nivel mundial que lo haga y ese fue Picasso. Si tú, lector, intentas pintar como un niño y al cabo de cuarenta años lo consigues, no vale para nada, porque otro, lo descubrió antes.
Y aquí llegamos a algo que es sobradamente sabido: una obra de arte puede pasar desapercibida, hasta que algún "experto" la descubra y logre que millones de personas se interesen por ella, pagando cifras descomunales. Esto vale para la pintura, la escultura, la música, la restauración, etc. etc.
Mi profesor de dibujo y pintura, me decía que cada cien años surgía un genio en la pintura y ese indudablemente fue Picasso. Su reconocimiento en vida fue total a todos los niveles. Pero hay otros que precisan un empujoncito después de muertos y éste, según mi opinión, fue el caso de Van Goh.
Por eso soy muy respetuoso con el arte en general y la pintura en particular sabiendo que, gente hoy supervalorada, mañana pasará al olvido. Y al contrario, se que otros que nadie conoce, pueden pasar a la posteridad.
Siempre, siempre, el criterio debe ser el gusto. Y el gusto se educa y hay gustos la mar de sospechosos. Recuerdo hace años, viendo una exposición de un artista local, para mí absolutamente vomitivo, oír comentarios elogiosos de su obra.
De los ocho mil millones de personas que pueblan el mundo, yo creo, que más de la mitad pintan o dibujan. Pero en general podemos decir de todas las disciplinas. ¿Sabéis cuánta gente escribe? No tenéis más que acercaros a un centro comercial y da vértigo el comprobar la cantidad de personal absolutamente desconocido, que se atreve a publicar (muchas veces con ediciones pagadas por ellos mismos).
En el salón de tu casa, puedes colgar pintura que te gusta o pintura que pese a no gustarte, es tan cara, que impresionarás a las visitas por tu poderío económico.
Bueno, que desbarro. Por hoy ya vale.
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