domingo, 31 de marzo de 2024

SALUD MENTAL

Hace tiempo que quiero escribir sobre este asunto. Es peliagudo y no se si hago bien en meterme en este jardín. Pero lo voy a intentar.

El equilibrio emocional es algo que todos deseamos. Siempre no es así. Hay circunstancias que hacen que nuestro cerebro funcione de forma defectuosa y nos provoque sufrimiento, miedo, angustia, etc.

De eso se trata. De ver qué coño pasa con ese kilo y pico que llevamos en la cabeza. Los psiquiatras, al hablar de trastornos, insisten mucho en que son de origen genético: vamos que nacemos con ellos. Los mismos psiquiatras, ante la avalancha de enfermos mentales que inundan sus consultas, van por el camino más fácil: química en forma de medicamentos para calmar la ansiedad, antidepresivos, ansiolíticos, tranquilizantes, etc. Menos problemas para el profesional y formidable negocio para las farmacéuticas, que como todo el mundo sabe, lo hacen por el bien y la felicidad de la humanidad.

Ya casi nadie se acuerda del psicoanálisis, técnicas que han dado y vienen dando buenos resultados. Son procesos largos y sobre todo muy caros. La Seguridad Social, no se lo puede permitir. Tendría que tener un ejército de psicoanalistas y en muchos casos, granjas donde las personas con trastornos más serios, puedan llevar una vida digna en contacto con la naturaleza y con trabajos de todo tipo.

Retomando el hilo del principio, si consideramos acertadas las opiniones de los expertos, de que nacemos así, como quien tiene los ojos azules, resultará que casi nada se puede hacer: educarte para convivir con tu "peculiaridad", vamos a llamarla así más que enfermedad.

Un aspecto reseñable es que las sustancias adictivas que normalmente tomamos, me refiero a las legales como tabaco, café y sobre todo el alcohol, en ciertos cerebros puede producir un efecto nefasto. Ya digo bien, ciertos cerebros. No digamos si hablamos de otras sustancias que tan alegremente corren por ahí. 

Existe algo que es la adicción a las sustancias, que no sólo no mejoran el comportamiento del cerebro sino que lo esclavizan aún más. Y aquí entramos de lleno en los medicamentos que presuntamente se recetan para combatir el problema: a la larga crean adicción y no sólo no arreglan nada, sino que lo empeoran. En el mejor de los casos, logran crear zombies vivientes que no molesten al resto de la sociedad.

Esto es ya opinión mía: en la mayoría de los casos de disfunción cerebral, el asunto consiste en aprender a convivir con tu peculiaridad. No ingerir sustancia alguna adictiva, lo cual es difícil pero no imposible y lo normal es tener una vida razonablemente buena, siendo que te ha tocado vivir con tu herencia genética que igual no es la que nos gustaría.

No nos olvidemos del miedo. El miedo en su versión más extrema es la causa de los mayores sufrimientos y angustias del hombre. El miedo, en su versión más perversa, es algo tan irracional que provoca unos sufrimientos tales que, la muerte se vislumbra como la única salida. De ahí los suicidios. El que se quita la vida es porque ha llegado a un punto de angustia y sufrimiento tal que, la muerte es su única vía de escape. Dicen que, no se publicitan los suicidios, para no animar a más gente a tomar esa decisión. Pero las cifras de suicidas deben ser muy abultadas.

Vivimos en un mundo donde los estímulos, el intento de felicidad exprés corren por doquier. Para ello vivimos rodeados de un amplio abanico de estímulos y sustancias gratificantes que pueden mitigar nuestra angustia y miedos congénitos. Es ridículo intentar solucionar con lo que escribo algo que atañe a la complejidad del cerebro humano. Pero si tus herencias genéticas te hacen ser un poco diferente, más te vale que te olvides de todo tipo de estimulante: vamos, vivir como lo hace un perro que no toma ni alcohol, ni café, ni fuma ni toma pastillas. En un cerebro, vamos a llamarle "especial", esas sustancias son auténtico veneno y lejos de mejorar su funcionamiento, lo empeoran a límites increíbles.

Sin embargo, si no entras dentro de esa categoría citada antes, podrás disfrutar de esos pequeños placeres de la vida, como puede ser un vaso de buen vino o una copa. No hay problema alguno para la mayoría de los mortales. 






martes, 26 de marzo de 2024

JEANNE DIELMAN. 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles

Es la primera vez que ejerzo de crítico de cine. Y no es para menos. La película que os comento, está considerada como una de las mejores de la historia del cine. Ahí lo dejo.

Críticas ajenas aparte, debo decir que la he visto y me he quedado literalmente pegado a la butaca (estamos hablando de cine), durante los 193 minutos de visionado.

No hay apenas diálogo, no hay efectos especiales, no hay un estudio, no hay banda sonora. Imaginaos un día cualquiera de vuestra vida y que hubiera una cámara filmando lo que hacéis desde la mañana hasta la noche.

La historia es de una mujer viuda, que vive con su hijo de diez y seis años. Ella se ocupa de todas las labores domésticas y el hijo está estudiando. Así de simple y así de compleja es esta película. Un último detalle: ella, a cierta hora de la tarde recibe alguna visita. No cuento más.

Si tenéis ocasión, no la dejéis de ver. Pero si no os gusta, podéis pasar a otra cosa. A mí no me echéis la culpa. 



domingo, 10 de marzo de 2024

RELOJ, NO MARQUES LAS HORAS

Como dice el encabezamiento hoy el asunto va de relojes. Y es que, para mí, en lo que respecta a los relojes hay algunos factores que son bastante importantes: el no tener que cambiar de pila y su precisión. Además, el reloj es un objeto decorativo: no necesitamos relojes ya que, con los móviles, son innecesarios.

Hace como unos catorce años, compré el que veis más abajo. Era muy barato y enlazaba por radio con la estación alemana de Mainflingen a través de la onda larga y de esa forma se ponía en la hora exacta. Esa estación, la DCF 77, transmite con una potencia de unos 100 Kilowatios en la frecuencia de 77.5 Khz., equivalente a una longitud de onda de 3.870 metros. 

Dejando el reloj por la noche junto a una ventana que apunte hacia Alemania, se suele poner en hora y la indicación de que así ha sido, es la imagen de una pequeña parábola que podéis ver a la derecha de indicación de la hora GMT. Si no aparece el pequeño icono, mala suerte. Este reloj no cumple la norma de energía para siempre, ya que de vez en cuando hay que ir al relojero para cambiar la batería.


Este reloj, por diversas razones, dejó de ponerse en hora y me fue imposible configurarlo, por lo cual, lo dejé en el cajón. Y sobre el año 2014, me compré el que coloco más abajo. Es más caro que el anterior, pero tiene una característica muy importante: se carga con la luz y no hace falta cambiar la batería. De hecho, ya llevo diez años con él y sigue funcionando perfectamente. También se pone en hora con la estación de Mainflingen, en onda larga. Se comprueba si ha enlazado correctamente, mirando la pequeña esfera de abajo, donde se ve que la aguja marca hacia arriba "OK". Si la aguja está hacia abajo y marca "NO", es que no recibió la señal de la estación de radio. Como el anterior, lo suelo dejar cerca de la ventana y apuntando hacia Alemania. Cuando me compré este reloj, la casa Citizen comercializaba otro parecido, pero con enlace vía GPS, o sea satélite. Valía más del doble y eso, me frenó.


Y es por fin, el presente año de  2024, cuando doy el salto hacia el cielo y adquiero el Citizen Satellite Wave. En este caso, ya no depende de la onda larga que suele ser problemática según la ubicación, sino de veinticuatro satélites que giran alrededor de la tierra a una altura de unos veinte mil kilómetros. La frecuencia de transmisión es bastante alta y oscila según los canales, entre 1.1 Ghz y 1.5 Ghz. Traducido a Mhz. entre 1.100 y 1500 Mhz., longitud de onda extra corta, comprendida entre 19 y 26 centímetros. Como referencia, la FM va de 87.5 a 108 Mhz. Y el Wifi sobre 2.5 Ghz. Bueno pues en este caso, la comprobación de la correcta recepción es que el segundero marque "OK", como podéis ver en la foto. La conexión es mucho más fiable y abarca todo el globo terráqueo. Sigue siendo reloj sin batería, que funciona con la luz del sol e incluso con luz artificial.


Consideraciones finales: la precisión es muy alta, pues la señales de radio están sincronizadas con un reloj atómico de cesio, de extraordinaria exactitud. Haced la prueba con dos de vuestros relojes y comprobaréis que la aguja de los segundos en cada reloj va a su bola. En estos no: las agujas de los segundos, van a la vez en ambos relojes.

Por cierto, el Casio resucitó, gracias a mi relojero que le cambió la pila y con gran paciencia lo puso en hora. Al poco, empezó a funcionar el sistema de radio. 






viernes, 1 de marzo de 2024

CÓMO PLANCHAR UN PAÑUELO

Tercera y última entrega de esta saga sobre la plancha. En este caso, son los pañuelos, algo como veréis, muy fácil. Falta más ropa, como polos, sábanas, jerseys, etc. Pero considero que, una vez que os rodéis en estos tres supuestos, el resto si es que se os ocurre, es fácil.