No hace falta que os hable sobre la serie ya que en internet podéis encontrar toda la información sobre la misma. Pero sí quiero exponer los pensamientos que han surgido en mi mente a lo largo de sus numerosos capítulos.
Películas y series sobre gánsteres hay muchas, algunas muy buenas. Pero de los Soprano quiero señalar el profundo mensaje que se esconde entre la farfolla de asesinatos, violencia, y extorsiones. Y no es otro que las relaciones entre el capo de la banda y su psiquiatra. A lo largo de los capítulos, se profundiza en algo que nos atañe a todos. Y aunque está muy trillado, volvemos a repetir que los primeros años de la infancia de una persona, determinarán su comportamiento futuro. Y Toni Soprano sufrió lo indecible con su agresivo padre y su extravagante madre.
Si a todo lo dicho, añadimos alcohol, drogas, sustancias psicoactivas y sexo comprado, tendremos un panorama donde la violencia extrema, es lo habitual.
Por otra parte, las familias mafiosas están organizadas como un ejército, con sus soldados, capitanes, etc. A nadie se le ocurre cuestionar la violencia ejercida por un ejército en el transcurso de una guerra, bueno a casi nadie. Los gánsteres se consideran soldados y el matar es parte de su trabajo, por el que se sienten orgullosos.
Bajo ese punto de vista, no sufren trauma alguno por el hecho de cargarse a la gente a diestro y siniestro. Además una de sus principales actividades es el sobornar a todo aquel que precisen para sus turbios negocios. Su compra de voluntades, no tiene límite alguno, sean políticos, jueces, policías, etc., con el único fin de hacer crecer sus negocios.
Sí, negocios, ellos se consideran hombres de negocios. Todos los chanchullos que vemos en los Soprano, como el robo, la extorsión, los apaños en las empresas, están fielmente reflejados en la vida de los negocios legales, éstos amparados por la ley y protegidos por las diferentes policías. Así que la frontera entre las mafias y el considerado mundo legal, es muy difusa llegando a confundirse.
El ciudadano medio, el que paga los impuestos y lleva una vida normal, es el que mantiene todo ese entramado de mafias legales e ilegales, que son las que dirigen el mundo. Porque la lección que aprendemos es que, hay un tipo de personas, cuya única y exclusiva finalidad es hacer dinero sin reparar en medios. No me canso de decirlo: fue así en el pasado, está ocurriendo ahora y dudo mucho que en el futuro llegue a cambiar. Acumulación de capital sin medida con el poder que conlleva, es la obsesión enfermiza de una parte de la humanidad.
Al final de la serie, el espectador desarrolla cierta empatía con Toni Soprano, de forma que aunque es un machista, asesino, putero y violento, no cae del todo mal. Por eso en el último capítulo, por excepción, no se ve muerte alguna, ya que el que muere es el propio espectador, por empatizar demasiado con el protagonista. Un desenlace genial de David Chase, según mi opinión.
La empecé a ver pero me lié con otras. Probablemente la retome. The wire es otra serie con muy buenas críticas. Por si te da por empezar con otra 😉
ResponderEliminarHay que pensárselo dos veces antes de embarcarse con la serie: seis temporadas y ochenta y seis capítulos. Se hace largo y casi no haces otra cosa. Pero la terminé y ahora estoy menos atado.
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