Hoy vamos a tratar del valor de las cosas y de su absoluta relatividad. En la imagen que veis, aparece una radio antigua, que yo adquirí en un rastro hace unos veinte años, por un precio ridículo. De hecho, pagué en pesetas. En un rastro, ni hay facturas, ni preguntas nada. Te piden una cantidad y tras un regateo, pagas y el objeto pasa a ser de tu propiedad. Pero un amigo al verla me dijo: esa radio tiene algo, parece que tiene valor. Por supuesto ya había comprobado que no funcionaba en absoluto, e incluso alguno de sus componentes estaba seriamente dañado. Compré unos libros sobre radios antiguas y ahí es donde me enteré de que era un aparato muy deseado por los coleccionistas. Se denominan aparatos "singulares", aparecieron en los años 30 del siglo pasado y al pasar a ser objetos de colección, su precio, en ciertas condiciones y en subasta pública, se puede disparar. A partir de entonces, de forma obsesiva entraba en internet y comprobaba lo mucho que pagaban por ella. Un estudio de Nueva York, intentó comprármela, pero yo les dije que no estaba en venta. Después de la crisis de 2008, no se por qué razones, el precio cayó en picado. Hoy de nuevo si miro en internet, compruebo que se ha revalorizado.
De todo lo dicho deducimos algo tan antiguo como la propia humanidad, que el valor de las cosas depende en exclusiva de que alguien te pague algo. El resultado es que, ciertos objetos que tirarías a la basura, pueden llegar a valer miles de euros, siempre que haya alguien dispuesto a pagar por ello.
Las razones por las que alguien paga cifras astronómicas por un objeto, se debe al interés de ciertas personas por el mismo, o a la esperanza de su revalorización. Y al hilo de lo que escribo no puedo dejar de pensar en el fenómeno bitcoin, hoy a un precio de unos 34.000 dólares y hace uno año a poco más de 7.000. En sus comienzos, un bitcoin valía céntimos de dólar e incluso se regalaban. Claro, según voy viendo la ilusión de todo el mundo que entra en bitcoin son las ganancias rápidas, la especulación. Y ya estamos con el juego y la afición de los humanos a apostar. El dinero, pese a su evidente pérdida de poder adquisitivo, donde mejor y más seguro está en es en el Banco, y mira que no me gustan los Bancos y con la probabilidad de que si tienes 1.000 euros, al año siguiente, entre la inflación real y los gastos, serán 800.
¿Dónde está el truco para que el bitcoin despierte tanta expectación? Qué duda cabe que, como siempre, está en la posibilidad de enriquecimiento rápido y fácil. Pero eso no es posible. Si un señor tiene bitcoins desde los principios, a precio de pocos dólares e incluso de céntimos, si vende a 34.000 dólares el bitcoin, se encuentra con un serio problema de plusvalía, al convertirlo en dinero fiat. Además, no nos olvidemos de las casas de compra venta, con sus comisiones, que a la larga son las grandes beneficiarias. Yo, al bitcoin, no lo veo como refugio de nada. Es muy complejo operar con él y la desconfianza es mayúscula al ver la cantidad de hackers que andan tras lo ajeno. El día que los Estados adopten algún tipo de moneda o divisa crypto, entonces ya hablaremos. Pero regulado y con controles, porque según veo, hoy el asunto de las cryptomonedas, es una auténtica selva. Y como sucede en estas historias, los últimos que entren, palmarán, ganando sólo los primeros que entraron, los mineros y los intermediarios.
Según parece, instituciones, fondos de inversión, fondos de pensiones, grandes fortunas, están invirtiendo de forma muy importante en bitcoins. Estos pueden hacer lo que les de la gana, ya que son los que mandan a nivel mundial. Pero tú, pequeño ahorrador, si te metes en ese campo, lo más probable es que acabes desplumado.
Termino diciendo que, el valor de las cosas es tan relativo, como que una pintura W. Churchill, se ha llegado a subastar por más de un millón de euros. Y con todos mis respetos, para mi gusto, bastante mala.
Terminamos intentando justificar el valor de esta radio y no es otro que fue un diseño de Harold Van Doren y John Gordon Rideout, diseñadores afamados, fabricada por Air King Products Co. Inc., 27 Hooper St. Brooklyn, N.Y. Estaba hecha en 13 colores diferentes y en un plástico novedoso, denominado Catalin. Su precio en 1935 era de 49,50 dólares y gozó de gran aceptación, porque era un producto fácil de fabricar y mucho más barato que las radios con gabinete de madera. Pero por lo visto, debe haber muy pocas a nivel mundial, de ahí lo solicitadas que están. El año 2008, hubo una subasta en la galería Bonhams de Nueva York y una de estas radios alcanzó la astronómica cifra de venta de 52.000 usd. Supongo que la compraría algún multimillonario caprichoso porque hoy, por bien que esté esa radio, jamás le pagarían tanto.
Pero, ¿Cuánto vale la radio de la imagen? Lo que me quieran pagar. Por supuesto el comprador pagará lo menos posible y la obligación del vendedor es pedir el máximo. Ya sabéis, oferta y demanda. Debo decir sinceramente que no tengo ni idea. Recuerdo que hace años, un coleccionista me dijo que esa radio valía unos 2.000 euros. Pero, ojo, era posible comprador. Si hubiera sido vendedor, habría pedido 6.000 como mínimo. No seguimos con la conversación desde el momento en que le dije que me pagara lo que me pagara, no la iba a vender.
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