Ya para terminar la serie de tranvías en Lisboa, aquí aparece una película rodada en exteriores donde se puede ver al final el famoso tranvía de la línea 28 que, según dicen, si vas a Lisboa debes montarte en él sin excusa.
viernes, 27 de enero de 2017
El tranvía
Vivimos en una época donde las cosas se fabrican con una fecha de caducidad próxima. Cada año hay que cambiar de teléfono, de coche, de ropa, de ordenador, de lavadora, etc. etc. Hubo un tiempo en el que se fabricaba para que el objeto durase toda la vida. Y en este vídeo, tenemos un ejemplo claro: el tranvía de Lisboa, que según parece tiene más de cien años. Disfrutad de un recorrido por las calles de Lisboa. La grabación es de marzo de 2014 y como estoy jubilado y apenas tengo tiempo, ahora lo subo a Youtube después de su correspondiente edición. También tengo que decir que si me dedico a estas tontadas, no hago lo importante, que no es otra cosa que pintar.
domingo, 18 de diciembre de 2016
Navidad
Bueno, un año más llegó la Navidad. Lo que voy a decir es una tontería, pero que sepáis que esto sucede cada 365 días (este año por ser bisiesto 366). Mucha gente de mi entorno se enfada y despotrica de la Navidad. A casi nadie le gusta y esto mismo lo vengo diciendo en los últimos años. Es algo inútil cabrearse con lo irremediable. Llegan y se acabó. Además al final hasta uno se lo pasa bien con las celebraciones familiares, donde las broncas suelen de ser de campeonato, sobre todo con los cuñados y siempre ayuda darle al jarro un poco más de la cuenta.
Os presento un vídeo. No os puedo pedir que lo visionéis, porque eso sería mucho pedir. Supondría una fidelidad inquebrantable a esta página. No me atrevo a pediros tanto. Además, incluso las personas más allegadas a las que les he hecho un pase privado, me dicen; ¿hay que verlo entero? Las explicaciones sobran, por lo tanto ahí va. Ah, se me olvidaba: que paséis unas felices fiestas de invierno. ZORIONAK!
sábado, 10 de diciembre de 2016
Sobre los errores al pintar acuarelas
Ya he explicado algo que me pasa cada vez que me pongo en tarea con un nuevo cuadro. Para los tres o cuatro que pueden seguir este absurdo blog, les diré que los errores se pagan y de entrada rompes la acuarela cuando te sale mal y la arrojas con saña a la papelera. Acto seguido la repites, la misma claro. Llegas a terminarla y queda lo suficientemente bien como para no tener que volver a tirarla.
De aquí sacamos una conclusión: no es lo mismo romper una cosa, que prenderle fuego. En el primer caso se puede recuperar pero en el segundo no. La humanidad camina ahora más por el asunto de quemar lo que no sirve, más que enterrarlo una vez troceado. Una vez terminado el cuadro, enmarcado y todo, de repente me acuerdo de los trozos tirados a la papelera. Con gran trabajo, pues había que sacarlos entre mil papeles, los recuperé y pude reconstruir el puzzle, tarea ardua donde las haya. Luego el consiguiente pegado y ahí tenéis el resultado.
La visión casi parece fantasmal. Me pregunto por qué oscuras razones, he guardado el cuadro roto y pegado durante diez y ocho años. Todo un auténtico despropósito aparentemente, pero nada más lejos de la realidad. Ahora, hoy para ser exactos, estoy con otra acuarela que, en sus inicios me acarrea grandes dificultades. Sólo la tranquilidad que me produce el poder romperla en mil trozos y poder seguir con una nueva, me anima a lo más importante de toda esta historia: no tener miedo ante un papel blanco. Al fin y al cabo, el resultado de la siguiente acuarela, está reservado a una de las siete u ocho personas que hay en el mundo, a las que les gusta alguna de mis pinturas. Ya para terminar este discurso amorfo, coloco la acuarela definitiva del mismo tema, que no es otro que el recibidor del Grand Hotel que había en Iruña, en la Plaza de San Francisco (hoy biblioteca municipal).
jueves, 8 de diciembre de 2016
El hecho de pintar
Hoy me he metido de lleno con una acuarela, que en realidad no es creación mía, sino una copia de un cuadro de Edward Hopper. Y me digo a mí mismo: no copies nunca más la obra de otro pintor. En este caso tengo la escusa de que es el cliente, en este caso clienta, quien me lo ha solicitado. Nunca copies a otros pintores me digo a mí mismo una y otra vez y nada, ni caso.
Hay que tener en cuenta que, la acuarela en la que estoy trabajando, está dibujada desde hace algunos días y claro, cuando se trata de empezar a dar el color me entra como si dijéramos un vértigo increíble, mal de altura lo llamo yo. Así que hoy he roto el hechizo o maleficio y la obra avanza.
En el fondo es el miedo a equivocarte y que todo se vaya a paseo. El óleo en ese aspecto es mucho más amable que la acuarela, porque dejas secar y pintas encima. Y de esto quería hablar hoy. De los tiempos en que los óleos los hacía en una sesión de una hora como mucho. Trabajaba el óleo igual que si fuera la acuarela. Ahí os presento un cuadro pintado nada menos que en 1964, hecho de una tacada.
Volviendo a la acuarela y a ese miedo a equivocarte, debo tener muy claro que si pasa eso, se rompe y se hace otra. De hecho, hace como unos veinte años, hice una acuarela, me equivoqué, la rompí y la volví a hacer. Luego en vez de tirar los trozos a la basura los pegué y aún la tengo.
Lumbreras: verano de 1964
miércoles, 9 de noviembre de 2016
Amphicar
Antes que nada debo decir que, la acuarela que veis más abajo representa un Amphicar navegando por lo que parece un lago. El cuadro es propiedad de Iker, autor intelectual del cuadro. Hace aproximadamente unos dos años, mientras Iker veía un programa de restauración de vehículos, apareció el coche del cuadro en muy mal estado y tras una serie de actuaciones de los mecánicos y chapistas, quedó como recién salido de fábrica. Inmediatamente, creo recordar, Iker me mandó un whasapp con la foto, pidiéndome que le hiciera una acuarela para llenar un hueco del pasillo. Lo mío con los cuadros es algo serio: casi dos años para hacerlo y un año desde que lo esbocé. Por fín, para alegría de Iker, lo he terminado y ahí veis el resultado.
Del amphicar pensaba explicar toda su prolija historia, pero voy a pasar de ello. Si leéis ésto, tenéis la suficiente cultura informática como para saber todo lo imaginable sobre este vehículo. Sólo apunto que se fabricó entre 1961 y 1968, que la mayor parte de estos autos se vendieron en los EEUU y que la fábrica cerró cuando prohibieron su importación. Por cierto, el fabricante, un tal Hanns Trippel, hacía los vehículos anfibios para Hitler, durante la segunda guerra mundial. Eso, como comprenderéis, le trajo algún problema con los aliados.
lunes, 8 de agosto de 2016
Venecia
Sí, lo reconozco: Venecia me ha enamorado. He vuelto de Venecia con la idea de volver de nuevo. Nunca lo hubiera pensado. Es la ciudad más bella que he conocido en mi vida, lo cual no es decir nada si no especifico el número de ciudades y lugares que he visto en mi vida. Y no os lo voy a decir.
Vayamos por partes. Corría, o no, vaya vd. a saber el año 1995, cuando recibía clases de pintura en la modalidad de acuarela, con el que fue un famoso restaurador local y miniaturista, José María Rodríguez Azcárate. Las clases eran todos los martes y jueves, en su domicilio y además de las clases hablábamos de mil asuntos, cotilleábamos de lo lindo e incluso le ajustaba alguna radio que otra, televisores, vídeos, etc. etc.
Uno de los ejercicios que me puso, fue hacer una copia de una postal donde estaba reproducido un cuadro de Michele Marieschi. Eso formaba parte de la rutina de las clases, así que no me quedaba más remedio que hacerlo. ¿Y qué tiene que ver esto con Venecia? Pues ni más ni menos que el tema era una vista de la iglesia de San Giovanni e San Paolo. Así que para que sepáis de qué hablo, ahí os va el cuadro.
El asunto tenía sus dificultades, ya que la postal era muy pequeña. Además el hombre era muy exigente y por lo que sea, quería que la reproducción fuera exacta. La verdad es que veintiún años después no se por qué se empeñaba en que hiciera copias idénticas. Posiblemente intentaba enseñarme con resultado dudoso, lo que él hacía tan bien: miniaturas a partir de cuadros muy conocidos. Empleaba un soporte de marfil y en vez de pincel empleaba un pelo para aplicar la pintura punto a punto. Recuerdo que vendía las miniaturas a un precio muy alto y como se dice, se las quitaban de las manos. No creo que haya muchos como él a nivel mundial. Sin embargo, hoy, diez y nueve años después de su muerte casi nadie se acuerda de este hombre. Siguiendo con la historia y como de lo que se trata es hablar de lo mío, a continuación ahí os va lo que yo pinté en 1995, acuarela y lápiz sobre papel, con un tamaño aproximado al de un folio.
De Michele Marieschi poco os puedo decir que no podáis ver vosotros en la web. Murió muy joven, tenía un alumno llamado Francesco Albotto, el cual a su muerte se quedó con el negocio, con la obra y además se casó con su viuda. Aquí se cierra el círculo y no quiero insistir mucho, salvo en una cosa curiosa: realizó el mismo cuadro con una ligera variación, que ya que sois tan listos, descubriréis enseguida.
Como os podréis suponer, en Venecia mi obsesión era encontrar el modelo original, esto es la iglesia de San Giovanni e San Paolo. Una vez más los teléfonos actuales e internet me ayudaron muchísimo. De no ser por ellos, en vez de dos días en Venecia, tendría que haber estado una semana pateando callejuelas y canales. El cuadro es de 1731 aproximadamente y lo que está claro es que hoy, desde el ángulo desde el que se pintó no se ve ni la iglesia ni la estatua. En la caótica Venecia, construyeron la casa que veis a la derecha, no se cuántos años después, pero supongo que no muchos.
Y así pude quitarme una obsesión sobre este cuadro, que ha durado más de veinte años. Como cosa curiosa deciros que tuve mis dificultades, ya que por razones que ignoro, en la postal del modelo que en su día me dio el profesor, en vez de Marieschi, ponía Mariescky. Y claro, Google no perdona.
Y para terminar descubro que la casa de la derecha se tuvo que construir entre 1732 y 1738, fecha de terminación del cuadro de Bernardo Belloto, que por casualidad lo acabo de descubrir. El cuadro cuyo título es la Escuela de San Marcos, fue pintado entre 1738 y 1740. Así que misterio resuelto.
Y para terminar descubro que la casa de la derecha se tuvo que construir entre 1732 y 1738, fecha de terminación del cuadro de Bernardo Belloto, que por casualidad lo acabo de descubrir. El cuadro cuyo título es la Escuela de San Marcos, fue pintado entre 1738 y 1740. Así que misterio resuelto.
El año 2019, realicé este cuadro a partir de la foto de 2016 que esté un poco más arriba. Creo que con esto se acaba esta entrada y además no se si está bien colocar elementos de algo publicado tres años antes. Pero me da igual.
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