Desde siempre hemos recibido llamadas telefónicas, normalmente con un interés comercial o de venta. Pero lo que está pasando en los últimos tiempos, supera todo lo imaginable.
En mi caso, pese a los bloqueos diarios, recibo tres o cuatro llamadas que siempre cojo, porque tengo un amigo que es un desastre y cuando no pierde el teléfono se queda sin batería, eso sin contar las veces que pide prestado el móvil a cualquiera, para llamarme.
Os voy contar lo que hago ahora con las llamadas invasivas. En primer lugar respondo con un "digaaaaa" con voz de caverna, para acojonar, vaya. Luego hay tres posibilidades. La primera es que no obtengamos respuesta y cuelguen, con lo que a muchos les picará la curiosidad y devolverán la llamada. No lo hagáis, porque puede ser un sistema de llamada tarifada y os puede llegar una factura de teléfono bestial.
La segunda posibilidad es que te respondan. En este caso, siempre pasa un rato hasta que entra la voz del operador y tras preguntarte si eres fulanito, yo siempre les digo: ¿Quién llama? Tengo que insistir porque se resisten a identificarse. Normalmente te dicen la empresa, bien de telefonía, de luz, de lo que sea. Acto seguido les digo: no admito llamadas de compañías. Muchas gracias. No admito llamadas de compañías y cuelgo.
La tercera posibilidad es cuando realmente te llama tu auténtica compañía de telefonía. De todas formas si es tu compañía o no, es difícil saberlo. Cuando te dicen tu nombre y apellidos y afirman que tienen una oferta interesante para ti si te mantienes un año con ellos, es cuando respondo: ah, pues muy agradecido, pero si no le importa, dígame la oficina más próxima a mi domicilio y me pasaré. Como este supuesto aún no ha sucedido, estoy a la espera de la llamada.
Es difícil hoy día saber exactamente quién te llama, si es una empresa normal o un timador. Yo pienso que la mayoría son fraudes, porque este negocio debe de ser tan fabuloso, que está superando en beneficios al de la droga. Grandes oficinas con decenas de empleados, ante la pasividad de las autoridades que, por supuesto, tienen cosas más importantes que hacer.