A finales de agosto del pasado año, hicimos un viaje en la caravana de unos amigos. Me comprometí a hacer un dibujo diario, que reflejase alguna escena pintoresca, para lo cual, junto al equipaje llevé unas pinturas Alpino, las de toda la vida. Pese a mis buenas intenciones, en los seis días de recorrido, no hice ni siquiera un boceto, ante las risas e indirectas de mis colegas de aventura.
Pero mira tú por donde, que el confinamiento ha despertado mi inspiración y por supuesto tiempo tengo para ello. Así, sobre el papel, puedo decir que haré unos diez y seis cuadros de tamaño pequeño, tipo postal. Unos irán en acuarela y otros, cómo no, con los lápices de colores Alpino.
Confinamiento: según dicen, este sábado podremos salir a hacer deporte. En mi caso, el deporte será andar. No me gusta correr, ya que correr es cosa de cobardes. Y en relación con el dichoso virus, mi hermana, con la que hablaba el otro día por teléfono, me contó que había oído por la radio a un experto en virus, epidemias, bacterias y demás fauna. Y cuando le preguntaron sobre el tema, dijo algo maravilloso: ¿quieren que les diga la verdad? No se sabe nada. Genial.
Ahí os va el primer cuadro en construcción, que no es otro que la caravana con la que hicimos tan fantástico viaje.
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