Llevo varios días pensando, tiempo tengo, en las consecuencias económicas que se van a derivar del largo confinamiento. De economía se habla muchísimo y en general de todo. Y pienso que, pese a la catástrofe que se avecina, no vamos a aprender nada, volviendo a la casilla de salida. Esta crisis nos está dando pistas acerca de la inutilidad del dinero en beneficio de lo que realmente importa, que no es otra cosa que la producción de bienes de consumo, la sanidad, la investigación y la educación. El resto sobra.
Pero la humanidad tiene espíritu y actuaciones más propias de un casino y por eso siempre cae en las mismas trampas del exceso de papel moneda y abrumadoras finanzas. Después de este rollo introductorio, veamos cómo se puede corregir alguno de los grandes errores en los que los humanos estamos enredados.
Bancos: no sirven para nada. El dinero en sí es un medio de intercambio y es la administración quien lo debe controlar. El dinero nunca puede producir dinero. Por lo tanto no existen intereses, ni deudores ni acreedores.
Impuestos: hay medios más que suficientes para que todo el mundo pague y no sólo una parte de la sociedad. Los instrumentos de evasión, sociedades, sicavs, paraísos fiscales, etc. deben desaparecer. Si hay voluntad real, todo puede reducirse a niveles insignificantes.
Renta garantizada. De eso nada de nada. Las limosnas no tienen cabida. Hay trabajo para todo el que no lo tenga y el empleador es la administración si la iniciativa privada no llega. Hay trabajo para todo el mundo. En tanto en cuanto la iniciativa privada cubre esos trabajos, automáticamente el estado deja de hacerlos. Pero siempre el nivel de empleo es del 100%. Pensad la cantidad de cosas que se pueden hacer por un sueldo adecuado.
Con los medios informáticos actuales, es fácil el control. Lo único que hace falta es voluntad. No deberíamos depender tanto de lo que producen otros países, cuando todo se puede producir a nivel local, por lo que hoy tendríamos mascarillas, guantes, respiradores, etc. Sanitarios suficientes, como médicos, enfermeras, celadores, auxiliares. Paralelamente, se debería ir cambiando los oficios improductivos que hoy cobran del estado y mucho, por otros donde su actividad se traduzca en un beneficio para el bien común. No cito los empleos inútiles porque ya lo sabéis.
Tengo un amigo que me dice que la única virtud que tiene el capitalismo es que ha logrado producir de todo, en grandes cantidades y de una forma relativamente fácil. El resto, la especulación, los intereses, la deuda, etc. no son más que entelequias de tahúres y timadores.
Termino con un ejemplo práctico. Ahí tenéis una reproducción de un cuadro de Tamara de Lempicka que he realizado. Alguien se interesa por el mismo y me pregunta por cuánto se lo vendo. Yo le digo que por 100 euros y él me los paga. De esos 100 euros, 20 van para la administración vía impuesto y los 80 restantes son mi compensación por mi trabajo, material y arte. Bueno, esto todo el mundo lo entiende y lo acepta y entra dentro de la lógica de la oferta y la demanda. Lo que ya no se entiende tanto es que si yo le doy un billete de 100 euros a un señor, al cabo de un año me tenga que devolver, pongamos por caso, 110 euros. Eso es totalmente absurdo y la base originaria de todo el desastre económico mundial llamado deuda. Si alguien necesita dinero adelantado, se le da y sólo debe devolver lo adelantado, bien de una vez, bien en plazos a descontar de su sueldo o incluso con bienes equiparables a la cantidad adeudada.
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