domingo, 31 de enero de 2021

TRABAJO

Recuerdo con nostalgia, cuando un compañero de faenas hablaba de la persona que hace una mesa con las patas torneadas, como contrapunto a las actividades especulativas. Mucho ha llovido desde entonces y me temo que la famosa mesa ya no precisa del concurso del artesano para su construcción. Lo harán robots y la llamada inteligencia artificial.

Hablo de memoria ya que lo vi en You Tube y he logrado colocar el vídeo. Es un poco largo pero lo considero interesante y supongo que esa señora, no se lo habrá inventado. Se refiere a la reunión de los más poderosos e influyentes del mundo en el llamado foro de Davos, de cara a resetear el sistema económico mundial. Por lo visto se habla de un horizonte del 2030. Para empezar, la gente recibiría un sueldo por no hacer nada, estarán en el sofá viendo pelis y recibiendo las compras que les envían por medio de drones.

Nada es propiedad de nadie. Todo es de alquiler. Incluso el salón de tu casa que no es tuya, puede ser empleada por otras personas para reuniones de negocios.

Las compras estarán dirigidas por la inteligencia artificial, que sabe lo que te conviene o no. Y siempre cuidando los recursos, para evitar el exceso de fabricación y el deterioro del medio ambiente.

Los que no quieran esta vida, vivirán fuera de esos entornos cuasi paradisíacos y serán considerados poco menos que salvajes y poco solidarios. 

Estos señores adivinan el futuro y ya sabemos lo que nos podemos fiar de las previsiones a largo plazo. Claro, si mucha gente hace apuestas a futuro, seguro que alguien acierta. No olvidemos la definición de economista: persona que hace previsiones a seis meses y al no acertar ni una, se pega otros seis meses explicando las razones de sus errores.

El asunto es que, ahora, para ganar un sueldo ya no hay que hacer mesas con las patas torneadas. Las grandes fábricas se van acabando, los empleos seguros ya no son tales. Pero hay algo que sí puedes hacer si tienes habilidades. Hay muchas maneras de hacerlo aprovechando la red de redes, internet. Pero me voy a centrar en una: You Tube. Los fundadores de Google, decidieron algo muy sensato que no es otra cosa que repartir los beneficios de la publicidad al 50% entre ellos y el creador del contenido. El lograr visitas y suscriptores depende de ti. Echad un vistazo a cualquier vídeo de You Tube y contad el número de visitas. Luego lo multiplicáis por 0.01 euros y eso, como mínimo, es lo que paga Google. Y os aseguro que, a nada que os lo curréis, podéis obtener unos ingresos mensuales de dos o tres mil euros. 

Hay muchas más formas de obtener ingresos pero os he expuesto una de las que según mi opinión es de las más sencillas y al alcance de cualquiera.

El que esto escribe lo intentó hace como unos siete u ocho años. Pero al final comprobé que era mucho mejor quedarme con la pensión. Si no tuviera ingreso alguno, entonces me lo pensaría.






jueves, 28 de enero de 2021

LA CARTA

Me mandaron una carta... Supongo que tendréis curiosidad por saber qué decía esa carta. Pero antes, os contaré que vivo en el casco viejo de Iruña, en una zona delimitada con líneas verdes para el aparcamiento y donde sólo podemos aparcar los residentes.

Me mandaron una carta... En los últimos años, en las zonas próximas a mi domicilio, el ente responsable del envío de la carta se ha ido cargando las zonas de aparcamiento, ejemplos, paseo de Sarasate, calle Bosquecillo, plaza de San Francisco, parte de la calle Padre Moret y calle Navas de Tolosa, convertida en zona verde y roja, por lo que tenemos que pagar los residentes, etc. etc.

Me mandaron una carta... ¿Se puede saber qué dice la dichosa carta? Pues que me ofrece un aparcamiento, pagando, por supuesto, en la calle San Roque, próximo a los juzgados. Y además lo hace pensando en mí y en las dificultades que tengo para aparcar.

El mismo ente que sin razón alguna va eliminando los aparcamientos, me ofrece un párking privado.




miércoles, 13 de enero de 2021

EL VALOR DE LAS COSAS

 




Hoy vamos a tratar del valor de las cosas y de su absoluta relatividad. En la imagen que veis, aparece una radio antigua, que yo adquirí en un rastro hace unos veinte años, por un precio ridículo. De hecho, pagué en pesetas. En un rastro, ni hay facturas, ni preguntas nada. Te piden una cantidad y tras un regateo, pagas y el objeto pasa a ser de tu propiedad. Pero un amigo al verla me dijo: esa radio tiene algo, parece que tiene valor. Por supuesto ya había comprobado que no funcionaba en absoluto, e incluso alguno de sus componentes estaba seriamente dañado. Compré unos libros sobre radios antiguas y ahí es donde me enteré de que era un aparato muy deseado por los coleccionistas. Se denominan aparatos "singulares", aparecieron en los años 30 del siglo pasado y al pasar a ser objetos de colección, su precio, en ciertas condiciones y en subasta pública, se puede disparar. A partir de entonces, de forma obsesiva entraba en internet y comprobaba lo mucho que pagaban por ella. Un estudio de Nueva York, intentó comprármela, pero yo les dije que no estaba en venta. Después de la crisis de 2008, no se por qué razones, el precio cayó en picado. Hoy de nuevo si miro en internet, compruebo que se ha revalorizado. 

De todo lo dicho deducimos algo tan antiguo como la propia humanidad, que el valor de las cosas depende en exclusiva de que alguien te pague algo. El resultado es que, ciertos objetos que tirarías a la basura, pueden llegar a valer miles de euros, siempre que haya alguien dispuesto a pagar por ello. 

Las razones por las que alguien paga cifras astronómicas por un objeto, se debe al interés de ciertas personas por el mismo, o a la esperanza de su revalorización. Y al hilo de lo que escribo no puedo dejar de pensar en el fenómeno bitcoin, hoy a un precio de unos 34.000 dólares y hace uno año a poco más de 7.000. En sus comienzos, un bitcoin valía céntimos de dólar e incluso se regalaban. Claro, según voy viendo la ilusión de todo el mundo que entra en bitcoin son las ganancias rápidas, la especulación. Y ya estamos con el juego y la afición de los humanos a apostar. El dinero, pese a su evidente pérdida de poder adquisitivo, donde mejor y más seguro está en es en el Banco, y mira que no me gustan los Bancos y con la probabilidad de que si tienes 1.000 euros, al año siguiente, entre la inflación real y los gastos, serán 800. 

¿Dónde está el truco para que el bitcoin despierte tanta expectación? Qué duda cabe que, como siempre, está en la posibilidad de enriquecimiento rápido y fácil. Pero eso no es posible. Si un señor tiene bitcoins desde los principios, a precio de pocos dólares e incluso de céntimos, si vende a 34.000 dólares el bitcoin, se encuentra con un serio problema de plusvalía, al convertirlo en dinero fiat. Además, no nos olvidemos de las casas de compra venta, con sus comisiones, que a la larga son las grandes beneficiarias. Yo, al bitcoin, no lo veo como refugio de nada. Es muy complejo operar con él y la desconfianza es mayúscula al ver la cantidad de hackers que andan tras lo ajeno. El día que los Estados adopten algún tipo de moneda o divisa crypto, entonces ya hablaremos. Pero regulado y con controles, porque según veo, hoy el asunto de las cryptomonedas, es una auténtica selva. Y como sucede en estas historias, los últimos que entren, palmarán, ganando sólo los primeros que entraron, los mineros y los intermediarios. 

Según parece, instituciones, fondos de inversión, fondos de pensiones, grandes fortunas, están invirtiendo de forma muy importante en bitcoins. Estos pueden hacer lo que les de la gana, ya que son los que mandan a nivel mundial. Pero tú, pequeño ahorrador, si te metes en ese campo, lo más probable es que acabes desplumado. 

Termino diciendo que, el valor de las cosas es tan relativo, como que una pintura W. Churchill, se ha llegado a subastar por más de un millón de euros. Y con todos mis respetos, para mi gusto, bastante mala. 

Terminamos intentando justificar el valor de esta radio y no es otro que fue un diseño de Harold Van Doren y John Gordon Rideout, diseñadores afamados, fabricada por Air King Products Co. Inc., 27 Hooper St. Brooklyn, N.Y. Estaba hecha en 13 colores diferentes y en un plástico novedoso, denominado Catalin. Su precio en 1935 era de 49,50 dólares y gozó de gran aceptación, porque era un producto fácil de fabricar y mucho más barato que las radios con gabinete de madera. Pero por lo visto, debe haber muy pocas a nivel mundial, de ahí lo solicitadas que están. El año 2008, hubo una subasta en la galería Bonhams de Nueva York y una de estas radios alcanzó la astronómica cifra de venta de 52.000 usd. Supongo que la compraría algún multimillonario caprichoso porque hoy, por bien que esté esa radio, jamás le pagarían tanto. 

Pero, ¿Cuánto vale la radio de la imagen? Lo que me quieran pagar. Por supuesto el comprador pagará lo menos posible y la obligación del vendedor es pedir el máximo. Ya sabéis, oferta y demanda. Debo decir sinceramente que no tengo ni idea. Recuerdo que hace años, un coleccionista me dijo que esa radio valía unos 2.000 euros. Pero, ojo, era posible comprador. Si hubiera sido vendedor, habría pedido 6.000 como mínimo. No seguimos con la conversación desde el momento en que le dije que me pagara lo que me pagara, no la iba a vender. 





miércoles, 6 de enero de 2021

EL DINERO Y LOS BANCOS

 


Llevo mucho tiempo queriendo hablar del dinero y de los Bancos. Le doy vueltas y vueltas y nunca es el momento, porque sé que me meto en un jardín algo complicado ya que ni soy economista, ni llego a entender casi nada del asunto del título de esta entrada.

Pero igual algo ayuda el hecho de haber trabajado en un Banco durante cuarenta años, trabajo que mi psiquiatra me recomendó que no lo hiciese jamás, ya que era uno de los oficios para los que peores aptitudes tenía. Resultado final: jamás pasé de oficial primero por antigüedad, o sea, chusquero. Y no es que fuese difícil llegar a jefe, sino que desde que entré en 1971, comprendí que no debía intentarlo.

Y es que, desde siempre pensé que, los Bancos no deben de estar en manos privadas. Los Bancos, deben ser organismos de los Estados, como lo son la Seguridad Social, la Sanidad o la Educación.

Los Bancos y no os asustéis por lo que os digo, son un gigantesco esquema Ponzi, eso sí, legal. Es como si hubiera un consenso mundial para hacer viable uno de los mayores timos. Bien es verdad que hubo un tiempo en el que el dinero se respaldaba en el oro, bien escaso, indestructible y de muchas aplicaciones. Casualmente, el mismo año que entré en el Banco, 1971,  el presidente de los EEUU, decidió eliminar la garantía del oro para responder del dinero, dinero que desde entonces se llama fiat (esto viene todo en internet).

De hecho, si todo el mundo reclamara su dinero, no habría suficiente para todos, siendo cien mil euros lo máximo que te daría el Fondo de Garantía de Depósitos, en caso de quiebra de la entidad (esto, me vais a perdonar, tampoco lo tengo muy claro). Y si quiebran todos lo Bancos, no hay Estado que pueda garantizar esa cantidad.

Toda actividad de compra-venta, sea de divisas, acciones o futuros conlleva que si alguien gana algo, otros muchos perderán, pero alguien (la Banca), siempre gana, como se dice. ¿Cómo gana? Entre otras cosas, con las comisiones de compra-venta.

Hace más de treinta y tres años, me metí en bolsa. Era a principios de 1987 y llegó a haber tal frenesí que la gente literalmente se volvía loca y pedía créditos para comprar acciones. Ya digo que yo también piqué y con una inversión de cincuenta mil pesetas mías y otras tantas que no lo eran, llegué a multiplicar por cinco la inversión, o sea quinientas mil.

Estaba como desatado, viendo que acciones que eran auténticos chicharros, subían hasta las nubes. Pero, tuve que vender el 29 de septiembre de 1987, porque tenía que comprar una emisora y el que me la vendía me exigía el dinero por adelantado. Ojo al dato: vendí y cuando lo hice, los mayores expertos del Banco me dijeron que era tonto, que mucho de lo que yo vendía, iba a duplicar. Así, literal. Vendí, muy a mi pesar y se me abonó en cuenta más o menos unas quinientas mil pesetas. La emisora, una Yaesu 767 GX, costaba cuatrocientas y pico mil. Bueno, pues el final está en la hemeroteca, como una de las mayores caídas de la bolsa: las grandes instituciones, comenzaron a vender el 5 de octubre y el crack vino sobre el 15. Varios compañeros míos acabaron arruinados, con pérdidas de entre cinco y diez millones de las antiguas pesetas. Hubo varios despidos por prácticas irregulares. Resumiendo: fue una auténtica catástrofe. Jamás jugué a la bolsa y cuando años después algún cliente me preguntaba por la bolsa, yo les respondía con una pregunta que los dejaba atónitos: ¿vas alguna vez al bingo? ¿vas al casino? Pues la bolsa es lo mismo. El interventor que oía lo que decía, me miraba con mala cara.

Hoy, los humanos apenas hemos cambiado: hay una auténtica pasión por intentar hacerse rico con la especulación. Y sí, es posible que alguno se haga rico, por supuesto. Pero lo normal es perder. Y las entidades financieras, tienen mucho interés en que compres y vendas. Por la comisión. Incluso se atreven con el bitcoin, que según veo hace furor en la web. Y paralelamente los timos tienen que ser de campeonato. Y no lo olvidemos: si alguien gana con la especulación, otros, muchos diría yo, pierden. Pero ahí no me puedo meter. Que cada uno haga con su dinero lo que quiera y el juego, que no es otra cosa la bolsa y la especulación, atrae a mucha gente. 

La consecuencia es que los Bancos, como entidades privadas, deben desaparecer. El dinero, emitido por los Bancos de cada Estado, me da igual que sea fiduciario, fiat, respaldado en oro o en sistemas digitales, tipo bitcoin, está depositado en el Banco Central de cada Estado. Todas las cuentas están en manos y bajo la supervisión del Estado. De ahí el Estado cobra los impuestos y elabora los presupuestos. Tiene sus sistemas o balanza de pagos como ahora. Y lo más importante: no hace falta tener caja alguna para pagar las jubilaciones o el paro. El paro ya no existe, ya que el que no tenga trabajo, es empleado por el Estado para desempeñar las ocupaciones necesarias, de acuerdo con la capacidad y preparación de cada persona. No se regala nada. Y no creo que sufra mucho el producto interior bruto. 

El asunto de los impuestos también tiene su miga. Estamos hartos de pagar los mismos, siempre los que tienen una nómina controlada por un Banco. Ahora es el Estado el que controla absolutamente todo el flujo monetario y se hace más difícil la evasión de capitales e impuestos. Todo el mundo sabe o ha oído hablar de los llamados paraísos fiscales. Los Bancos tienen mucho que ver con la actividad de los mismos. Es muy difícil llevar grandes cantidades de dinero a las islas Gran Caymán en efectivo: se hace por medio de transferencias bancarias, eso está claro. La manera de cómo se envía dinero a esos paraísos, se me escapa, pero seguro que hay métodos por medio de sociedades y otros instrumentos financieros.

El Estado tiene la bolsa de toda la población para la recaudación de impuestos, espero que de forma más justa y  progresiva, con la finalidad de acometer todos los gastos a los que la iniciativa privada no llega. Yo no digo que con estas medidas se evite el fraude, pero sí que se le ponen serias trabas.

El que quiera seguir jugando al gran casino puede hacerlo, faltaría más. Pero advirtiendo que puede incurrir en pérdidas y que eso puede crear adicción. Todo, hasta lograr que el dinero sea para lo que fue creado, simple instrumento de intercambio o trueque.

¿Intereses? No lo tengo claro. Igual al que pida un adelanto se le puede cobrar algo. Al fin y al cabo ese dinero vuelve no a manos privadas, sino teóricamente a la comunidad. Lo que si se pondría fin es a los gastos de mantenimiento y demás comisiones bancarias con las que nos abrasan. Lo resume de una forma genial el desaparecido Forges, con el chiste con el que inicio este escrito. Y sólo por eso, ya merece la pena que nuestros ahorros estén en manos del Estado, en vez de en manos privadas..

De todas formas, si el dinero que se imprime se reparte entre la parte baja de la pirámide de la población, no se por qué razones, los productos empiezan a escasear y el precio sube. Por esa razón, según parece, en EEUU los millones de dólares que se imprimen van a las grandes compañías, que a su vez lo invierten en compras masivas de acciones. Así, de momento, contienen la temida inflación y evitan, de momento, otro desastre bursátil.

No se me ocurre otra solución que la clásica de intentar el empleo al 100% bien por cuenta ajena o que sea el propio Estado el empleador, como he apuntado más arriba. Eso hace que aumente el consumo y por lo tanto la producción de bienes. El proceso debe estar estrechamente vigilado por la autoridad monetaria, el Estado, para evitar la inflación, con medidas correctoras. El propio mercado, una vez eliminados los Bancos parásitos, se autorregulará, o al menos eso se dice.

Una vez eliminados los Bancos, el Estado deberá encargarse de revisar sus millonarias aportaciones seculares a personas y sociedades absolutamente improductivas. Como se que sabéis de qué hablo, pues eso. Esto ya sería materia para otra artículo.