domingo, 5 de febrero de 2023

HACKERS

Si alguien decide entrar en tus datos que, pululan de forma masiva por a web, lo hará. Otra cosa es que tu vida sea lo suficientemente interesante para los husmeadores, tanto aficionados como profesionales.

Vayamos por partes: toda actividad tuya en internet, está al alcance de cualquier persona que tenga los conocimientos y medios apropiados. Por lo tanto, debes valorar qué es lo más importante que tienes por ahí y lo más normal es que sea el dinero, objetivo principal de los cacos. 

Vivimos en un mundo donde ya apenas se paga con efectivo. Nuestros datos bancarios, personales, etc. corren de una forma aleatoria por las inmensidades de la fibra óptica y del espacio radio eléctrico. Eso sin contar la cantidad de llamadas telefónicas, whasaps, sms y demás que, intentan por todos los medios conseguir tus datos. Y el negocio debe funcionar muy bien, si nos atenemos a la cantidad de llamadas que se reciben de forma brutal, tanto a teléfonos fijos como móviles.

Como no quiero aburriros demasiado y teniendo la certeza de que tarde o temprano alguien tendrá el número de tu tarjeta de débito/crédito, a continuación te expongo lo que hago, que es algo muy simple: comprobar diariamente los movimientos de la cuenta del Banco. Si tienes un cargo que no es tuyo, acude a la comisaría de policía más próxima y presenta una denuncia. Con la denuncia, vas al Banco y en un plazo más o menos largo, te lo abonarán en cuenta.

Sin embargo, el Banco no te devolverá el dinero si entras en un enlace fraudulento y aportas tus datos pensando que es tu entidad. Ninguna compañía te va a pedir tus datos y mucho menos las contraseñas. 

Sin embargo, conseguir el número de tu tarjeta, ya es más fácil y es algo que se viene haciendo de toda la vida. Aún recuerdo lo que le pasó a un compañero de trabajo: estuvo en Méjico y pagó el hotel con la Visa. En aquellos tiempos se empleaba una especie de máquina a la que llamaban "bacaladera". Bueno, pues a a los dos meses, le vino un cargo en esa Visa de un importe que se aproximaba a las 87.000 pesetas del año 1995. Antes de ayer, como quien dice.

A una cuñada mía, le duplicaron la tarjeta, posiblemente pirateando su acceso a la Wi Fi y le timaron unos trescientos y pico euros, con juegos en línea en los EEUU. Con la denuncia, se le reintegró el importe.

Tengo un sobrino, informático para más señas, que jamás hace pagos por internet con la tarjeta auténtica: emplea una virtual a la que carga el importe justo de la compra, para dejarla a cero. Claro, como es informático se permite estas sofisticaciones. Kokodrilo, que es más del montón, os propone el método explicado arriba, que lo puede hacer cualquiera, aún no teniendo ni idea de informática.

Conozco personas que se complican la vida para no ser rastreados por internet. Métodos sofisticados de todo tipo entre los que se incluyen lo servidores VPN. Vano intento. Si realmente no quieres que algo se sepa, no lo tengas en la web. Tengo un amigo que hasta hace cuatro días no tenía ni teléfono fijo, ni móvil, ni internet, ni nada de las tecnologías actuales. Yo le decía que si alguien quería enterarse de algo de lo suyo, lo único que conseguía es hacerle trabajar más, pero que tarde o temprano el amigo de lo ajeno lograría su cometido.

Por eso a mí me trae sin cuidado que sepan mis datos personales, datos de hacienda, datos médicos, datos que pueda aportar yo en mis conversaciones, fotos, vídeos, etc. Me da igual. En el fondo, en el mejor de los casos, sólo sirven para que alguien me intente vender algo. También me da igual que alguien pueda saber dónde estoy en cada momento. No me preocupa, bueno es que no tengo ninguna solución para algo que está ahí para quedarse: la posibilidad de control absoluto de toda la humanidad.

Me río de la famosa lista Robinson. Los manguis que llaman mañana, tarde y noche aún se están partiendo de risa con esa famosa lista. Se la trae al pairo. No recomiendo esa lista ni de lejos. Además del trabajo que te da para darte de alta, fíate y no vaya a ser que los de la lista también te quieran vender algo. Lo mejor es bloquear las llamadas. Yo, en el último año, igual habré bloqueado unos cien números. Y sigo bloqueando. 

Hay gente ingenua que se pregunta por qué no interviene la policía contra estos acosadores telefónicos. Habría que preguntar a las compañías de telefonía. Ellos tienen todos los datos de los manguis y por lo tanto también los tiene la policía. La delincuencia es parte del paisaje de cualquier sociedad que se precie. Y cuanto más inculta la sociedad mejor. Bueno, me desvío. Esto no era el objeto de este artículo.


Como podéis ver, los cacos, tienen una competencia feroz.





1 comentario:

  1. 😄😄. Voy a preguntar a tu sobrino cómo es eso de la tarjeta virtual 😉.

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