viernes, 13 de diciembre de 2024

PINTURA DESAPARECIDA

Esta  entrada del blog, probablemente, extrañará a bastantes lectores por el contenido de la misma. Hablamos de las obras de arte que de una u otra forma desaparecen, lo cual no es del todo cierto, ya que la desaparición no se contempla a la luz de la física, sólo la transformación.

Empecemos con un poco de historia. A lo largo de mi dilatada vida, he pintado muchos cuadros de los que no tengo la más remota idea de su paradero. Pero hete aquí, que más o menos sobre febrero de 2011, se me ocurrió llamar a un compañero de estudios, canario por más señas, porque sabía que tenía un cuadro mío del año 1965. Era un bodegón muy bonito, en claroscuro, óleo del natural. Así que ni corto ni perezoso le llamé a su casa con el sistema clásico de colocar nombre y apellidos en el buscador y zas, aparecía el teléfono. Marqué, varios tonos, qué nervios y... cogió el teléfono. Le conté lo que quería, una simple foto y que me la enviara por e-mail. Algo sencillo que él prometió hacer. Hasta ahora. Van a hacer catorce años y jamás se supo nada. Cuadro perdido.

El segundo caso fue más rocambolesco. Un compañero de trabajo me pidió que le pintase el demonio, una acuarela que terminé allá por el año 2000. Por una serie de circunstancias y debido a que esa acuarela estaba en un piso de su propiedad que lo tenía alquilado, resultó que el inquilino se largó, dejando sin pagar alguna mensualidad y llevándose el cuadro entre otras cosas. Hubo la correspondiente denuncia, hasta que con los años cerraron el caso por fallecimiento del presunto autor. Bueno la consecuencia es que me encargó un nuevo demonio, esta vez al óleo pero cuando se lo enseñé, no le gustó porque según me dijo, el demonio tenía cara de bueno. 

El tercer caso ya es para nota. Un par de acuarelas, que regalé a un familiar. Pero no le debieron de gustar nada, porque las tiró a la basura. Yo se que los cuadros que van a la basura se recuperan, aunque solo sea por el marco y el cristal.

El cuarto caso, está relacionado con una persona allegada, que tenía cuatro acuarelas de 1976, a saber,  dos automóviles y dos bodegones. Al poco tiempo se los regaló a un amigo, algo totalmente normal, dado que son suyos. Pero claro, cuando intento que su amigo los fotografíe para tener yo una copia de los mismos, me asegura que no se acuerda de a quién se los regaló. 

Quinto y último caso: regalé a una pareja un par de cuadros. Pero resultó que uno no les gustó nada, hasta el punto que lo escondieron. El otro lo tienen en un lugar preferente del salón. Como tengo mucha confianza con él, le pedí el cuadro para quedármelo y me confiesa que ha revisado la casa entera y que no le aparece. Y que no tiene ni idea dónde puede estar. Yo sí lo se: el cuadro está en la basura.

Para un pintor aficionado como yo, con tan poca obra, estas historias son motivo de orgullo. Nadie se imagina que estos sucesos hacen que la pintura siga siendo interesante y en este caso, sirve para rellenar una entrada como la de hoy.

El demonio. Año 2000

El demonio. Año 2006





lunes, 9 de diciembre de 2024

PINTURA

En primer lugar, debo comunicaros que, ayer día 8 de diciembre, retomé la pintura durante aproximadamente una hora.

Esto me llena de alegría y la intención es hacerlo todos los días. El cuadro de marras, una acuarela, lo comencé en junio del año pasado y hasta el momento le he dedicado tres míseras horas, tres.

Pero lo sorprendente es que, Mikel, según comenta, llevaba cuatro años sin pintar y por fin ayer me envió su última obra, que por supuesto está colocada en el apartado de pinturas de Mikel.

Por si acaso algún despistado no ha accedido a su página, aquí os dejo su último cuadro.

                                        
  El Perdón desde Eunate


viernes, 6 de diciembre de 2024

PINTURA Y CEREBRO

Todos los que asomáis el hocico por este blog, sabéis de mi afición a dibujar y a pintar. También habréis observado que en el presente año 2024, no he publicado ninguna pintura nueva. Pero sin embargo sí que hice una el pasado mes de septiembre, concretamente una copia de la carátula de un disco.

¿Y qué tiene que ver la pintura con el cerebro? Pues mucho, ya que las habilidades para el dibujo y la pintura anidan en alguna zona de la masa encefálica. Y por diferentes razones, en mi caso, existe un bloqueo que me impide pintar. No obstante, una obra que comencé el año pasado, estoy a punto de retomarla lo cual me produce una gran alegría, ya que el desbloqueo de las capacidades pictóricas está al caer.

Mientras llega ese momento de retomar la obra ya comenzada, ahí os presento la única pintura del presente año.


P.D. Todo, todo, lo tenemos en el cerebro. Si logramos engañarle, podemos ser medianamente felices.


lunes, 4 de noviembre de 2024

ELEGIA (M. Hernández)

En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo, Ramón Sijé, a quien tanto quería.

No quiero ser llorando el hortelano,

de la tierra que ocupas y estercolas

compañero del alma, tan temprano

Alimentando lluvias, caracolas

y órganos mi dolor sin instrumento

a las desalentadas amapolas

Daré tu corazón por alimento

tanto dolor se agrupa en mi costado 

que por doler, me duele hasta el aliento

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida

un empujón brutal, te ha derribado

No hay extensión más grande que mi herida

lloro mi desventura y sus conjuntos 

y siento más tu muerte que mi vida

Ando sobre rastrojos de difuntos

y sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos

Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada

temprano estás rodando por el suelo

No perdono a la muerte enamorada

no perdono a la vida desatenta

no perdono a la tierra ni a la nada

En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes,

sedienta de catástrofes y hambrienta

Quiero escarbar la tierra con los dientes

quiero apartar la tierra parte a parte

a dentelladas secas y calientes

Quiero minar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte

Volverás a mi huerto y a mi higuera

por los altos andamios de las flores

pajareará tu alma colmenera

De angelicales ceras y labores

volverás al arrullo de las rejas

de los enamorados labradores

Alegrarás la sombra de mis cejas,

y tu sangre se irá a cada lado

disputando tu novia y las abejas

Tu corazón, ya terciopelo ajado,

llama a un campo de almendras espumosas

mi avariciosa voz de enamorado

A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas

compañero del alma, compañero.



sábado, 2 de noviembre de 2024

DANA

Esta entrada va a ser breve, muy breve. Todos estamos informados hasta la extenuación de lo que ha sucedido en Valencia. Horas y horas de imágenes, conexiones, datos, cifras, comentarios y demás.

Pero no hay ni un solo medio de comunicación que haga referencia a algo muy simple: cualquier asentamiento humano en cauces secos, está en peligro. A veces tan remoto que no sucede en cientos de años, pero puede suceder.

Os invito a un pequeño ejercicio: id contando la cantidad de edificaciones construidas en conos de deyección, cauces secos, rieras, etc. etc. Pensad sólo en eso. Descubriréis que son cientos de miles las personas que viven ahí.

Termino: Iruña ciudad de lujo en este aspecto. Con sus cuatrocientos y pico metros sobre el nivel del mar y asentada en un alto, jamás sufrirá las consecuencias de los embates de Dana alguna.




viernes, 1 de noviembre de 2024

LA NOUVELLE CUISINE

Está de moda la alta cocina. Y me da en el morro que, es uno de los mayores timos que venimos soportando en los últimos tiempos. 

Todo se debe a que, debido a una serie de circunstancias, me está tocando cocinar. Y claro, cuando degusto mis propios platos, me acuerdo de las diferentes bazofias que he ingerido a lo largo de mi vida en diferentes figones, a precio de oro. 

No voy a citar el nombre pero me voy a centrar en un restaurante en el que alguna vez he pedido solomillo. No suelo repetir porque siempre se me hace difícil de masticar. Igual no es de ternera, no se. Pero sí recuerdo el año 2019, ya que un sobrino, agradecido por la reparación de una radio de época, nos regaló un menú para dos, en el Altxunea de Ituren. Y se me quedó grabado lo bueno que estaba el solomillo que entraba en el menú, así como la merluza a la brasa. Resultó ser el mejor solomillo de ternera que había comido en toda mi vida. Y ahora viene lo realmente bueno: he aprendido a hacerlo, acompañado de pimientos del pikillo. Bueno, pues resulta que el mío es mejor que el del Altxunea. El secreto, la calidad del producto y la especial manera de cocinarlo.

El otro día, hice patatas a la riojana. Me salieron tan buenas que casi se me caían las lágrimas. Y me hice la siguiente reflexión: si el nominado y famoso cocinero afincado en Madrid, en alguno de sus afamados restaurantes me saca estas patatas, le pago quinientos euros y le dejo cien de propina. Pero la realidad no es así. El año pasado sufrí una cena en uno de sus restaurantes y a mí me pareció auténtica basura. Eso sí, basura pagada de nuevo a precio de oro. 

Y es que, la gente que tiene dinero, disfruta malcomiendo para luego presumir de lo que ha pagado. Es como aquel que tiene un cuadro de millones de euros, para presumir ante las visitas y que por supuesto no le gusta nada.

Estuvimos no hace mucho en otro restaurante de campanillas, próximo a Iruña, con no se si una o dos estrellas Michelín. Estábamos dos parejas en el comedor y siete personas entre cocineros, camareros, sumiller, etc. para atendernos. En un momento determinado, se acercó el chef, siempre se acercan a ver qué tal y  claro hay que decir que bien. Nos contaba que hay gente que viene en su jet, para comer en su restaurante. Un jet que cuesta millones de euros.

¿Sabéis qué fue lo que más me impresionó y quedó grabado en mi memoria de otro restaurante de fama mundial? Que al llegar, que por cierto llovía a mares, un empleado me pidió las llaves del coche para aparcarlo. Después de la comida se acercó el chef, que a ver de dónde éramos y tal y cual. 

El año pasado fui a comer con un amigo a un restaurante especializado en arroces. Pedimos ambos lo mismo: arroz con almejas. ¿Sabéis lo que le dije a mi amigo? Que el que hago yo, es muchísimo mejor. 

En general y salvo excepciones, todos el mismo cuento. Precios desorbitados para comer bastante peor que la comida que un jubilado que no tiene ni puta idea de cocina, prepara a diario.

Cocinar es como pintar. Como ahora no pinto, cocino. Además la ventaja es que aunque no pinto no importa, pues los cuadros no me los puedo comer, mientras que lo que cocino sí. Y qué a gusto.

Los mejores restaurantes tienen la cocina a la vista. Alberto Chicote ya nos da la pista en sus programas de tv, de cómo están las cocinas de muchos restaurantes. Un conocido mío, que trabajó en la cocina de uno de ellos, me dijo que si viéramos lo que realmente pasa en casi todas las cocinas, no pisaríamos un restaurante en la vida. Somos fuertes y nuestro sistema inmunitario, de momento, puede con todo. Y por favor, que no se sienta señalado si algún cocinero es de los que tienen la cocina como los "chorros del loro".

Pocos restaurantes me gustan, para qué os voy a engañar. Me quedo con Casa Arteta en Markalain y poco más, porque el Altxunea de Ituren, ha chapado por jubilación.

Me alegra, sobre todo pensando en el sector de hostelería que, después de la pandemia, sea casi imposible comer en restaurante alguno, si no es mediante reserva. Yo seguiré comiendo, faltaría más, pero a poder ser en casa. Además la pista la tenemos con ese magnífico programa que emite RTVE llamado "las recetas de Julie". Ahí se muestra que la mejor comida es la hecha por buenos cocineros en el fogón de casa.

Encima, internet no ayuda mucho: hay gente que se guía por las opiniones en páginas web y demás foros. No se dan cuenta que esas opiniones, sean buenas o malas, no sirven de nada, pues lo mejor es comprobarlo por ti mismo. No olvidemos el aforismo de la Codorniz, revista humorística de los años 50: "donde no hay publicidad, resplandece la verdad". 

Termino: tengo un capricho. Comer en el restaurante Troisgros, en Ouches, Roanne (France). Tienen la cocina a la vista.