jueves, 16 de marzo de 2017

Camino hacia el caos

A veces pienso que lo que nos rodea son caminos que conducen hacia el caos y la destrucción. Todo tiende a corromperse a complicarse y en definitiva a desaparecer transformándose en otra cosa. Bueno un inicio transcendental. A ver cómo sigo...

Nos dicen que los recursos no renovables son limitados, pero contra todo pronóstico, el hombre se lanza hacia ellos hasta terminar con todo lo habido y por haber. Las guerras, sobre todo las que se inician, son sólo esa lucha a muerte por los recursos. Siempre ha sido así. Recordad el año 2001 y el comienzo del movimiento de países a la caza del petróleo. Muchas de las guerras de ahora mismo, son la expresión de esa codicia por acaparar petróleo y materias primas variadas.

Algún día, como los recursos son limitados, se agotarán. Entonces y sólo entonces es cuando las grandes corporaciones empezarán a hincar el diente a los recursos renovables. Claro y siempre, previo pago, por lo que acabaremos pagando incluso el aire que respiramos.

En la tierra hay de sobra para que todos sus habitantes disfruten de una vida digna. Jamás será así, porque caminamos hacia un mundo donde cada vez menos gente, tiene más riquezas. Antes era necesario el esfuerzo humano y por eso el capital soportaba tener que pagar un sueldo, generalmente miserable, a los trabajadores. Ahora ya no importa. El capital especulativo ya no necesita ni trabajadores, ni siquiera necesita producir. Se ha pasado de la economía real a la economía del dinero virtual. Ni siquiera el dinero responde a nada real. Es sólo un guarismo.

Todo ello va acompañado de un rearme espectacular de ejércitos, policías y cuerpos de seguridad de todo pelo, que hace muy difícil si no imposible, cualquier intento de revolución. Diríamos que la oligarquía financiera, el auténtico poder, ha aprendido mucho.

Se nos dice que caminamos hacia un mundo donde el trabajo lo harán las máquinas. Momento oportuno para garantizar un sueldo digno, a todo el que no tenga ingresos. Al fin y al cabo sería gente con la que se podría contar para trabajos comunitarios. Y esa gente con dinero para gastar, movería el intercambio de bienes y servicios con lo cual iría disminuyendo el número de parados.

El imperio de la Ley. Todos dicen lo mismo. Cuanto más oigo por los grandes medios eso de que aquí el estado de derecho funciona, más convencido estoy de que no se lo creen ni ellos. Bueno, ellos son los primeros que no tienen por qué creerlo. Todos sabemos que no somos iguales ante la ley. ¿Tan complicado es explicar que antes que cualquier ley están las necesidades y libertad de los humanos? No es difícil explicar que hay leyes que nunca se debieron promulgar. Lo hicieron una minoría usurpadora del poder a espaldas de los ciudadanos.

Si algún día se llega a un socialismo real, a una auténtica democracia o sea poder del pueblo, los grandes medios se encargarían de publicar un día sí y otro también los desastres: indigentes recogiendo basura, gente pidiendo por las calles, gente durmiendo entre cartones, colas inmensas de parados ante las oficinas de empleo, más de un millón de personas que tienen que huir de su país. Lo mismo que pasa ahora, pero se repetiría constantemente mañana, tarde y noche para escenificar el caos en el que se vive con ese nuevo gobierno. Y por supuesto no pararían hasta eliminarlo. 

Insisto en que el modelo democrático está viciado de origen. Jugamos contra un enemigo muy poderoso, el capital, que además tiene todo de su parte y las cartas marcadas. Además como he dicho al principio, al capital igual ya no le hacen falta productores. El mundo de los muy muy ricos está lleno de glamour. Políticos, banqueros, militares de alta graduación, jerarquía eclesiástica, grandes propietarios, grandes empresarios.

Todos los de ese club luchan por conseguir más y más recursos, o sea dinero. Terminarán con las materias primas incluso con las gentes que habitan en esas zonas, empleando cualquier medio.

El hombre camina hacia un modelo de máxima acumulación sin adversario posible. Si tiene que terminar con la mayor parte de la población, lo acabará haciendo. Al fin y al cabo, estamos aquí, nadie sabe por qué y no nos pidieron la opinión. Y aunque el hombre desaparezca de la faz de la tierra, como se dice, el universo seguirá por millones de años, girando y girando.

Se oye una y otra vez lo del imperio de la ley, siempre el imperio de la ley. Recuerdo la escena de no se qué película, donde se mostraban largas filas de judíos entregando los aparatos de radio. Supongo que será ajustado a lo que pasó. Y era la ley. Cumplimiento de la ley. Pero es que, no lo olvidemos, es mucho más importante la persona, la gente, que cualquier ley. Estos voceros que nos machacan, parece que lo han olvidado.

Medios de comunicación. Sirven a los que sirven y de ellos se sirven. Menos mal que, entre la basura que pulula por las redes sociales, se pueden encontrar auténticas joyas de verdad. Es difícil encontrarlas, pero ahí están.





jueves, 2 de febrero de 2017

The Innocents

Hace muchos, muchos años, podría ser 1969, mi hermano y yo teníamos la costumbre de ir alguna vez al cine. Hay que tener en cuenta que en aquellos años vivíamos justo encima del cine. Así que después de cenar bajábamos y ya estábamos en la taquilla, sesión de las diez de la noche. Una de las veces, vimos una película que nos impactó: The Innocents del año 1961 y de la que con el paso del tiempo sólo recordábamos la escena donde un niño sacudía con la mano algo que parecía un hígado de vaca o gelatina, vaya usted a saber. 

Hace poco que he vuelto a ver la película, de pura chiripa, sin recordar que era la misma que tanto nos impactó hace más de cuarenta y siete años. Pero cuando ví la escena de marras, la alegría fue increíble. Ya tenía la película: ahora sólo faltaba bajarla al disco duro y extraer la escena. Para conseguir bajar la cinta, conté una vez más con los sabios consejos de Iker. El resto fue coser y cantar, esto es, una simple acción de corta y pega. Aquí podéis ver el resultado repetido unas cuantas veces.

Estoy convencido de que Alejandro Amenábar vio esta película antes de hacer "los otros".


martes, 31 de enero de 2017

Ratas

Confieso, aunque parezca mentira, que siempre me han fascinado las ratas. Considero a estos animales unos seres muy inteligentes y sigilosos. Además pienso que pueden ser educadas para lograr de ellos lo que queramos. Hay mucha literatura sobre las ratas. No se si será cierto todo lo que he leído sobre ellas, pero me ceñiré a lo que yo personalmente he vivido en relación a las ratas. Quiero decir con ésto que, lo que cuento aquí es ajustado a la realidad. 

En mi trabajo, en los últimos diez años antes de la jubilación, había un despacho no demasiado grande donde normalmente estábamos dos personas. Anexo, había un gran espacio que se utilizaba como almacén y donde se acumulaba un poco de todo: archivadores, libros contables, papeles, muebles y utensilios viejos, etc. etc. Para ir al servicio teníamos que pasar a la zona de almacén y jamás ví una rata, aunque estaba seguro que estaban allí y además en buen número.

Sobre el mes de octubre, a la vuelta de un período de vacaciones, nada más entrar en la oficina noté un olor muy especial: a tienda de bacalao. Sí, tal como lo digo, ese olor a tienda que vende bacalao, por supuesto salado, no fresco. 

Ese mismo día, casualmente, vino a verme un antiguo compañero de trabajo ya jubilado y nada más entrar me dijo: tienes una rata muerta. Este compañero debía saber de qué hablaba, ya que era cazador y los cazadores saben mucho de animales. Yo no me lo podía creer y tras acceder al almacén allí estaba el bicho, enorme y por supuesto en un estado deplorable. No sigo porque el asunto fue muy desagradable. Ahora, cada vez que paso por una tienda de bacalao, revivo la historia. Y aprendí que una rata muerta huele exactamente igual.

Años conviviendo con nosotros y solo se manifestó cuando probablemente por accidente, murió. Dicen, no se si será verdad, que si a las ratas les pones veneno o trampas, mandan de lanzadera a las más ancianas de la comunidad o las que están muy enfermas y así comprueban el resultado.

Deben de comer de todo y las que tenía por vecinas sólo comerían papel que era lo que había en abundancia.

Hace tres años, en Lisboa, tuve la suerte de poder filmar una rata. Se escapó enseguida y ya no volvió a aparecer. Pero me consideré afortunado. Aquí os presento el vídeo con una ligera labor de edición muy simple: copiar y pegar la escena un montón de veces. 

Para terminar, decir que, hoy he ido a comer con un amigo y he pedido ajoarriero con langostinos: estaba riquísimo. Esto es simplemente para deciros que, pese a la historia, el bacalao me encanta.

Ya se ha escapau...


viernes, 27 de enero de 2017

El tranvía (y 2)


Ya para terminar la serie de tranvías en Lisboa, aquí aparece una película rodada en exteriores donde se puede ver al final el famoso tranvía de la línea 28 que, según dicen, si vas a Lisboa debes montarte en él sin excusa.

El tranvía


Vivimos en una época donde las cosas se fabrican con una fecha de caducidad próxima. Cada año hay que cambiar de teléfono, de coche, de ropa, de ordenador, de lavadora, etc. etc. Hubo un tiempo en el que se fabricaba para que el objeto durase toda la vida. Y en este vídeo, tenemos un ejemplo claro: el tranvía de Lisboa, que según parece tiene más de cien años. Disfrutad de un recorrido por las calles de Lisboa. La grabación es de marzo de 2014 y como estoy jubilado y apenas tengo tiempo, ahora lo subo a Youtube después de su correspondiente edición. También tengo que decir que si me dedico a estas tontadas, no hago lo importante, que no es otra cosa que pintar. 

domingo, 18 de diciembre de 2016

Navidad

Bueno, un año más llegó la Navidad. Lo que voy a decir es una tontería, pero que sepáis que esto sucede cada 365 días (este año por ser bisiesto 366). Mucha gente de mi entorno se enfada y despotrica de la Navidad. A casi nadie le gusta y esto mismo lo vengo diciendo en los últimos años. Es algo inútil cabrearse con lo irremediable. Llegan y se acabó. Además al final hasta uno se lo pasa bien con las celebraciones familiares, donde las broncas suelen de ser de campeonato, sobre todo con los cuñados y siempre ayuda darle al jarro un poco más de la cuenta.

Os presento un vídeo. No os puedo pedir que lo visionéis, porque eso sería mucho pedir. Supondría una fidelidad inquebrantable a esta página. No me atrevo a pediros tanto. Además, incluso las personas más allegadas a las que les he hecho un pase privado, me dicen; ¿hay que verlo entero?  Las explicaciones sobran, por lo tanto ahí va. Ah, se me olvidaba: que paséis unas felices fiestas de invierno. ZORIONAK!


sábado, 10 de diciembre de 2016

Sobre los errores al pintar acuarelas

Ya he explicado algo que me pasa cada vez que me pongo en tarea con un nuevo cuadro. Para los tres o cuatro que pueden seguir este absurdo blog, les diré que los errores se pagan y de entrada rompes la acuarela cuando te sale mal y la arrojas con saña a la papelera. Acto seguido la repites, la misma claro. Llegas a terminarla y queda lo suficientemente bien como para no tener que volver a tirarla.

De aquí sacamos una conclusión: no es lo mismo romper una cosa, que prenderle fuego. En el primer caso se puede recuperar pero en el segundo no. La humanidad camina ahora más por el asunto de quemar lo que no sirve, más que enterrarlo una vez troceado. Una vez terminado el cuadro, enmarcado y todo, de repente me acuerdo de los trozos tirados a la papelera. Con gran trabajo, pues había que sacarlos entre mil papeles, los recuperé y pude reconstruir el puzzle, tarea ardua donde las haya. Luego el consiguiente pegado y ahí tenéis el resultado.


La visión casi parece fantasmal. Me pregunto por qué oscuras razones, he guardado el cuadro roto y pegado durante diez y ocho años. Todo un auténtico despropósito aparentemente, pero nada más lejos de la realidad. Ahora, hoy para ser exactos, estoy con otra acuarela que, en sus inicios me acarrea grandes dificultades. Sólo la tranquilidad que me produce el poder romperla en mil trozos y poder seguir con una nueva, me anima a lo más importante de toda esta historia: no tener miedo ante un papel blanco. Al fin y al cabo, el resultado de la siguiente acuarela, está reservado a una de las siete u ocho personas que hay en el mundo, a las que les gusta alguna de mis pinturas. Ya para terminar este discurso amorfo, coloco la acuarela definitiva del mismo tema, que no es otro que el recibidor del Grand Hotel que había en Iruña, en la Plaza de San Francisco (hoy biblioteca municipal).