En general podemos decir que cualquier tiempo puede ser difícil. Pero estos que nos está tocando vivir, son particularmente raros, extraños y extraordinarios. En solamente seis años, caemos en cuenta de la cantidad de asuntos que han cambiado, que se nos antojaban imposibles. ¿Quién se iba a imaginar que Juan Carlos I, iba a abdicar? Y aún más ¿que se iba a ir de España? Yo no, por supuesto.
El cuadro que veis más abajo, lo pinté el 2014. Ese cuadro tiene su pequeña historia ya que lo que en él se representa, es un rincón de la casa de mi hermana, con un cuadro de Modigliani pintado por ella. Ese cuadro, Lolotte, acabó en la basura. Y no lo tiró ella, os lo juro. Yo siempre pienso, que esos cuadros de la basura, una vez adecentados, acaban en cualquier salón de estar. Estoy convencido y llevo años y años pensando en otros dos cuadros, en este caso del que esto escribe, arrojados a la basura. Y tampoco los tiré yo, ¿eh? La verdad es que no sabía que fuéramos tan malos pintores como para justificar esas arrojadizas acciones.
Llevo con orgullo el hecho de que dos de mis obras hayan sido lanzadas al averno y una tercera haya sido robada. Me invade la emoción cuando lo recuerdo. Una de las razones por las que acudía al rastro de las buenas pulgas de los primeros sábados de mes, era precisamente por ver si aparecía alguno de éstos cuadros. No olvidemos que los rastros se nutren principalmente de lo que la gente va dejando por el camino. Por eso mi sorpresa fue mayúscula, cuando vi en el rastro un cuadro de un pintor conocido mío, por un precio ridículo. Y me consta que dos cuadros de este conocido, están en una casa de rancio abolengo. Lo se, porque me llamó visiblemente emocionado por la venta. "Sic transit gloria mundi", no lo olvidéis. La próxima entrada, tecnológica, espero.
Por cierto: espero que este cuadro no esté en la basura.