Sí, lo reconozco: Venecia me ha enamorado. He vuelto de Venecia con la idea de volver de nuevo. Nunca lo hubiera pensado. Es la ciudad más bella que he conocido en mi vida, lo cual no es decir nada si no especifico el número de ciudades y lugares que he visto en mi vida. Y no os lo voy a decir.
Vayamos por partes. Corría, o no, vaya vd. a saber el año 1995, cuando recibía clases de pintura en la modalidad de acuarela, con el que fue un famoso restaurador local y miniaturista, José María Rodríguez Azcárate. Las clases eran todos los martes y jueves, en su domicilio y además de las clases hablábamos de mil asuntos, cotilleábamos de lo lindo e incluso le ajustaba alguna radio que otra, televisores, vídeos, etc. etc.
Uno de los ejercicios que me puso, fue hacer una copia de una postal donde estaba reproducido un cuadro de Michele Marieschi. Eso formaba parte de la rutina de las clases, así que no me quedaba más remedio que hacerlo. ¿Y qué tiene que ver esto con Venecia? Pues ni más ni menos que el tema era una vista de la iglesia de San Giovanni e San Paolo. Así que para que sepáis de qué hablo, ahí os va el cuadro.
El asunto tenía sus dificultades, ya que la postal era muy pequeña. Además el hombre era muy exigente y por lo que sea, quería que la reproducción fuera exacta. La verdad es que veintiún años después no se por qué se empeñaba en que hiciera copias idénticas. Posiblemente intentaba enseñarme con resultado dudoso, lo que él hacía tan bien: miniaturas a partir de cuadros muy conocidos. Empleaba un soporte de marfil y en vez de pincel empleaba un pelo para aplicar la pintura punto a punto. Recuerdo que vendía las miniaturas a un precio muy alto y como se dice, se las quitaban de las manos. No creo que haya muchos como él a nivel mundial. Sin embargo, hoy, diez y nueve años después de su muerte casi nadie se acuerda de este hombre. Siguiendo con la historia y como de lo que se trata es hablar de lo mío, a continuación ahí os va lo que yo pinté en 1995, acuarela y lápiz sobre papel, con un tamaño aproximado al de un folio.
De Michele Marieschi poco os puedo decir que no podáis ver vosotros en la web. Murió muy joven, tenía un alumno llamado Francesco Albotto, el cual a su muerte se quedó con el negocio, con la obra y además se casó con su viuda. Aquí se cierra el círculo y no quiero insistir mucho, salvo en una cosa curiosa: realizó el mismo cuadro con una ligera variación, que ya que sois tan listos, descubriréis enseguida.
Como os podréis suponer, en Venecia mi obsesión era encontrar el modelo original, esto es la iglesia de San Giovanni e San Paolo. Una vez más los teléfonos actuales e internet me ayudaron muchísimo. De no ser por ellos, en vez de dos días en Venecia, tendría que haber estado una semana pateando callejuelas y canales. El cuadro es de 1731 aproximadamente y lo que está claro es que hoy, desde el ángulo desde el que se pintó no se ve ni la iglesia ni la estatua. En la caótica Venecia, construyeron la casa que veis a la derecha, no se cuántos años después, pero supongo que no muchos.
Y así pude quitarme una obsesión sobre este cuadro, que ha durado más de veinte años. Como cosa curiosa deciros que tuve mis dificultades, ya que por razones que ignoro, en la postal del modelo que en su día me dio el profesor, en vez de Marieschi, ponía Mariescky. Y claro, Google no perdona.
Y para terminar descubro que la casa de la derecha se tuvo que construir entre 1732 y 1738, fecha de terminación del cuadro de Bernardo Belloto, que por casualidad lo acabo de descubrir. El cuadro cuyo título es la Escuela de San Marcos, fue pintado entre 1738 y 1740. Así que misterio resuelto.
El año 2019, realicé este cuadro a partir de la foto de 2016 que esté un poco más arriba. Creo que con esto se acaba esta entrada y además no se si está bien colocar elementos de algo publicado tres años antes. Pero me da igual.